el cuando...

Y ¿cuando?, si no casi todas las noches del frió año se entromete la amargura del desengaño, ¿cuando creemos verdaderamente estar vivos?, ¿cuando realmente?, nos morimos por saber si el amor esta allí, omnipresente y tolerante, sabiendo que es, egoísta y esquivo... entelequias de una amargura, bajo la lluvia, bajo el amor, y que sarcástico e irónico, es así, como sentimos la vida y nos gusta amar. Por culpa de buscar y preguntar tanto, demasiado y no ser paciente por una respuesta que pensamos sera buena. Dejemos que esto se determine solo, es mejor que seguir excavando en sentimientos de real profundidad, que mas daño hacen, y mas sepultan la esperanza, de cierto modo, aveces arriesgar todo por alguien, no significa que el resultado vaya a ser bueno, pero correr el peligro y saber que si se hizo algo, ayuda a mantener la esperanza, una fe infinita de querer soñar en que quizás, podría ser una respuesta buena, o arriesgar todo y perder todo, un todo referido a la mas básica necesidad de querer ser completado, encontrar la respuesta, la otra mitad, un sueño, una esperanza, llorar con fe, y solo obtener el cuando...

Kusma.

noche en la ciudad...

Nieblas y deseos son una mezcla bastante extraña, posible y furtiva, nada difícil si se acompaña de un martini, pero inquietante si se esta solo, y solo en la ciudad es malo, peor si es solo frente a la noche oscura y pasiva, solo y ahogado en las luces del sombrío cielo, donde la bulla bohemia aumenta a cada sorbo de este licor, y esta noche sola y solo avanza, perdiéndome en la nada, vagando en la ridícula melancolía de algunos malos pasos y alguna que otra mujer que seco mis pensamientos, nada es malo, nada es bueno, solo se avanza, todo es fácil y ligero, como una noche helada y entumecida, al ritmo de una sencilla música urbana, aullidos y pasos escarpados, embriagados y rocosos, sencillamente, una copa y un martini, un pensamiento y un viento, la noche en la ciudad.

Kusma.
Foto: Yasna Sanchez