miércoles, 9 de septiembre de 2015

El Bosque de Karadima - Matias Lira

Pocas veces el cine chileno motiva a ser visto, sobre todo por la explotación intensa de escenas de sexo y el lenguaje poblacional. Esa es la visión de los cineastas?.

El Bosque de Karadima, despierta una sensación completamente distinta a todo lo provocado en este cine chileno, quizás el ingrediente principal es tan polémico, como la cinta en su total. Un tabú que al fin a sido tratado de la forma que corresponde, los abusos de manos santas.
La cinta es cruda y directa, no se limita al dialogo, si no a la sugerencia visual inmediata, necesaria para hacer ver lo increíble que puede ser la dominación humana, ya sea por caminos de fe o creencias aun mas fanáticas. La horrible historia de Thomas Leyton, interpretada por Pedro Campos y Benjamin Vicuña, es de tal manera tratada, que sientes a tu lado el respirar profundo de algo mucho mas grande que el "Santito", el padre Karadima es un gatillante despertar hacia el centro mismo de la devoción católica, ensuciada no por los corderos, si no por los pastores.
El mundo del catolicismo es golpeado desde adentro, viendo como sus muros son derribados, pero la cinta te pone en el otro lado, donde una familia completa ha sido formada, manipulada y violada.

Karadima no solo insulta su calidad de hombre católico, insulta el ser humano, aprovechando la pasividad con que un hombre debe manejar la fe, esa pasividad necesaria con la que un joven debe abrirse a un mentor.

Interpretado por Luis Gnecco, Karadima, difícil papel para el cine, es llevado de una forma bastante sutil, el relato muestra esa delicadeza ambigua con la que los hombres santos se mueven entre sus casas eclesiásticas, y que si ya es incomoda para el espectador, imagina al seguidor, quienes no dudo se hayan retractado de revisar este film.

Sin duda una película necesaria de ver, y lapidaria frente al tema sobre los abusos cometidos por "santitos". Leyton no es héroe, pero ayudo quizás a que otros abrieran los ojos y sus mentes. La santidad no es signo de verdad, la mentira también es santa.


domingo, 15 de marzo de 2015

Chappie - Neill Blomkamp

Hacer analogías de la realidad y la robótica, es un trabajo que Blomkamp sabe como hacer, no es fácil meter en la conciencia del espectador la visión de "humanidad adquirida" a un objeto creado por el, somos tan humanos que no comprendemos cuando hemos creado algo, y esto se torna visible apenas la cinta "Chappie" comienza a mostrar signos de analogía, el publico no sabe como reaccionar al juego de emociones que entrega el director, pasar de una situación dramática, a la comedia y volver a la critica social, provoca la confusión entre risas nerviosas.
Claramente Chappie es un tipo de señuelo, si Blomkamp hubiese decidido hacer la película sobre un niño sudafricano que es obligado a hacer cosas que moralmente no corresponde a los ojos del mundo, incluso quizás la cinta habría aparecido en un triste "Oscar", pero la inteligencia de poner a la robótica como tema central y hacer entender que "la humanidad sin esperanza... no es humanidad" te refriega la triste realidad del mundo en decadencia que ha logrado el capitalismo, donde ya se cumple y vivimos en la regla del que mas tiene, mas vive.

Chappie, es un niño, y es reflejo de la creación monstruosa de la humanidad y la consecuencia de la pobreza extrema, todo producto de la tecnología mal utilizada.