sábado, 27 de junio de 2009

Y se escucho un segundo soplido, un murmullo... y fue.


¿Que fue?. El día es gris y agradezco sea gris, húmedo y lluvioso, es señal de que todo es fertil, todo se llena de mas melancolía lo único que despierta el verdadero inconsciente colectivo, del que tantos quieren escapar en la luz cegadora del verano, la luz que en vez de mostrarnos el camino lo desvanece, gracias oscuridad y sombra, que apetecen mis ojos... un soplido frió que envuelve la piel y despierta el animal reprimido.

Fue E.A.Poe, quien llevo las letras a esta estación... solo lo seguí, y seguía un ejemplo.

El Cuervo
XVII
«Esa voz,
oh cuervo, sea
la señal
de la partida.
grité alzándome: —¡Retorna,
vuelve a tu hórrida guarida,
la plutónica ribera de la noche y de la bruma!...
de tu horrenda falsedad
en memoria, ni una pluma dejes, negra, ¡El busto deja!
¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho! De mi umbral tu forma aleja...»
Dijo el cuervo: «¡Nunca más!»

XVIII
Y aún el cuervo inmóvil, fijo, sigue fijo en la escultura,
sobre el busto que ornamenta de mi puerta la moldura....
y sus ojos son los ojos de un demonio que, durmiendo,
las visiones ve del mal;
y la luz sobre él cayendo, sobre el suelo arroja trunca
su ancha sombra funeral,
y mi alma de esa sombra que en el suelo flota... ¡nunca
se alzará..., nunca jamás!
Fin.

Así termine la agonía de esta noche... bebiendo una clara linea de rojiza imaginación.

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